martes, 10 de abril de 2012

Octogésima Primera Estación: "La Semana de Dios" (I)"


 El Viernes de Dolores tras besar la mano de la Señora de El Viso, que lucía esplendorosa y expectante en el altar mayor de la parroquia visueña, todas las miradas estaban puestas en la capilla del convento para esperar la llegada de la tradición más secular, que no es otra que ver subir al Señor de El Viso.
La lluvia que caía momentos antes de comenzar el traslado del Señor a su nuevo paso, ya culminado, hacía presagiar unos días climatológicamente malos, viendo en el semblante de muchos el temor a ver repetida la Semana Santa del pasado año. Aun así el Señor se quedó en el paso, luciendo su túnica bordada formando un ascua luminoso de brillos celestiales.
Difícil momento al día siguiente cuando esperábamos la salida de la Esperanza visueña, que a pesar de la posibilidad de chubascos en cuyo paso, una hora después, podíamos ver traspasar el dintel de la casa de Hermandad de nuestra patrona, en la barriada de las Cadenas. Tras un recorrido con la prisa apretando, llegamos con la Señora a su barrio del Carmen para recibir el cariño de su gente y continuar ya sin menos prisa y con más cadencia para dejarla nuevamente en el lugar de salida.
Y llegó el Domingo de Ramos, de apariencia triste, para nada era uno de los días que brilla más que el sol, como dice el popular dicho, todo lo contrario, mañana gris, amenazante. Mi nueva afición bttera tiró de mí para bien temprano, salir con los compañeros del club los omios y pegarme tres horitas en la bici subiendo y bajando por el escarpe de los Alcores desde El Viso a Carmona, poniéndome chorreando cuando volvíamos por la vía verde de los Alcores hasta El Viso.
Todo indicaba, pues, que sería un Domingo de Ramos aciago, las cofradías en Sevilla se suspendían una tras otra cayendo cual fichas de dominó y en estas a las cuatro de la tarde subíamos al autobús que transportaría la Banda de la Merced hasta la localidad de Morón de la Frontera para acompañar musicalmente al Señor Cautivo en su Estación de Penitencia.
Tras una hora y media de espera salía esta cofradía con los sones de nuestra Banda. Una Hermandad valiente, puesto que no les achantó el chaparrón que caía a penas media hora más tarde de la salida, sonriéndoles la fortuna ya que no volvería a llover en todo el recorrido.
Alertados por los partes meteorológicos que anunciaba nuevamente agua, la cofradía recortó el recorrido para recogerse una hora antes y evitar una nueva mojada.
Me gustó el recorrido, la ciudad de Morón, el ambiente y la cofradía. No la disfrutamos al completo porque estuvimos siempre muy pendientes de las inclemencias del tiempo y, porque no decirlo, un poco nerviosos por ser esta la primera salida de la Semana Mayor. Aun así, fue espectacular la última chicotá del paso a los sones de cinco marchas seguidas, en una pequeña cuesta cerca de la Iglesia Mayor de Morón, lugar donde reside la Hermandad.
Algo cansados marchábamos de Morón, pensando en el siguiente día, Lunes Santo, día en el que ponemos mucha ilusión, la de volver a la Ciudad de la Mezquita que tantas alegrías nos da.
Pero esto será otra historia.

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