lunes, 28 de enero de 2013

Nonagésima Octava Estación: "Macarena"

Ayer vivimos una jornada excepcional en todos los sentidos. Mi Banda, la Banda de mi Hermandad, la que en la medida que pude y con la ayuda de mucha gente, hicimos nacer y posteriormente aunque con menos gente, pero con igual apoyo, hicimos crecer y desarrollarse, en su Décimo Cumpleaños vimos como se colocaba bajo el manto de Nuestra Señora de la Esperanza Macarena y ofrecía un Concierto de nueve marchas ante un numerosísimo público que abarrotaba la Basílica de la Esperanza.
Tuve la excepcional suerte, el tremendo honor y un incontestable orgullo por poder ponerme en el dorado ambón macareno para presentar a mi Banda de la Merced, sintiéndome tremendamente agradecido nuevamente hacía mi Banda y mi Hermandad, por dejarme esta responsabilidad, la misma que ya me permitió usar hace un par de años para el mismo fin en el del águila dorado de la Basílica de Nuestro Padre Jesús Gran Poder.
Ver la cara, la expresión de los músicos de la Merced, decía todo de los sentimientos que allí afloraban, sin duda que muchos de ellos cuando tomaron en sus manos una corneta o las baquetas de un tambor, poco podían prever que aquel día, diez años después de su fundación, ocupasen el presbiterio de la Esperanza para tocar marchas de procesión.
Cuando me planteé hacer estos conciertos, que nos ayudan a que nuestra Banda sea más conocida en Sevilla, tenía tres escenarios en mente: el Gran Poder, la Macarena y Los Gitanos. De momento ya llevamos dos conseguidos, esperemos que no tarde mucho el tercero.
Por mi parte quisiera agradecer a todos la ilusión mostrada, a la Hermandad a la que sirvo hace ya veinte años, a los familiares y a los músicos, también a todos los visueños que conquistaron Roma en Sevilla, el Templo Macareno de la Calle San Luis.
Ave María, Gratia Plena, Spes nostra salve. ¡Macarena!



Igual que ayer permanece.
Sale poco de su casa.
Mas cuando sale traspasa
la muralla y la florece.
Tan adornada, parece
una novia en el balcón.
Su cara y sus manos son
del pueblo los aledaños.
Siempre alivia desengaños
esta moza de San Gil,
que dicen que por abril
cumple diecinueve años.


(Pregón de Joaquin Caro Romero, Año 2000.)
Fotos: Miguel A.Crespo