miércoles, 29 de febrero de 2012

Septuagésima Novena Estación: "Otro carrerón"




Ayer en el bonito pueblo de La Puebla de los Infantes tuve el gozo y el sufrimiento de correr la III Carrera Popular "La Tagarrera" Chapó por la organización y enhorabuena al club atletismo Viso por ser el club con más participantes.
En cuanto a mi carrera pues regular, hubo momentos en los que lo pasé mal, me apareció ese dolor en el lado derecho del abdomen que casi me deja KO y que culpo a la mala respiración, además amanecí el martes con una contractura en la espalda que casi me deja en mi casa, le eché casta y al final creo que al entrar en calor con el ejercicio me desapareció.
Dicho esto, tengo que exponer definitivamente que las cuestas no son para mí y aunque las de la carrera no eran muy pronunciadas si que eran subidas muy largas y las pulsaciones no me bajaron de los 170 bpm. yendo casi siempre a 180.
El tiempo: un total de 44 minutos los 7,56 km  de carrera que marcaba el gps de mi móvil, casi 6 mn el km, me va a costar muchísimo bajar este promedio. No llegué el último pero casi. 
En mi facebook he colgado el recorrido y los tiempos, sale 1 minuto más pero es que no paré la aplicación justo cuando llegué.
Una pena que no nos quedásemos a probar las migas, pero mi amigo Loren que llevaba su coche quería comer con la familia y nos fuimos en cuanto terminamos, esperemos que para el año que viene llevemos a nuestras familias y hagamos un día de fiesta en esa localidad.
El resumen: otros ocho miles pa mi cuerpo serrano y otra camiseta técnica, muy bonita por cierto, verde amarillento fosforito, que adjunto a mi colección para usarla e mis correrías semanales.
La próxima tendrá que esperar a que termine la Cuaresma y Semana Grande.

Las fotos son de la galería pública de Ermanuel aqui:

viernes, 17 de febrero de 2012

Septuagésima Octava Estación: "Mi abuela Valentina"

Ayer dimos cristiana sepultura a mi Abuela Valentina de 98 años (me quedé con las ganas de haberla visto cumplir los 100, que los hubiese cumplido un 24 de septiembre de 2.013)
Era la madre de mi padre y se ha ido como todos quisiéramos irnos, muy mayor, sin padecimiento y rodeada de sus seres queridos esperando el reencuentro con sus dos hijos que en lo eterno la habrán recibido.
Ha vivido bien, pocas cosas le faltaron porque pocas cosas son necesarias, estaba sorda como una tapia pero leía el periódico a diario, las revistas del corazón y las novelas de Marcial Lafuente Estefanía, sin gafas.
No se perdía ver en la tele un partido de su Sevilla FC y siempre decía que era muy vieja que qué hacía ella todavía aquí, pero luego afirmaba que no quería morirse.
Recuerdo estas líneas que un día escribí para ella en mi pregón del Domingo de Ramos de mi Hermandad de Jesús Despojado de Sevilla y que tuve el inmenso honor y orgullo de pronunciar un 5 de febrero de 2.005 en la capilla del Mayor Dolor de la plaza de Molviedro.

A mi abuela Valentina con todo mi amor
 (Descansa en Paz)


Nació un día de la Merced de 1.913 en Sevilla, tiene casi 92 primaveras, podría haberse llamado Mercedes, ya que vino al mundo en el día de la Madre de los redentores cautivos, pero sus progenitores le otorgaron otro hermoso nombre: Valentina.
Los años y el tiempo han arrugado su cara y blanqueado sus cabellos. Vive en un silencio absoluto por culpa de una sordera pertinaz y aguda, sentido que la naturaleza ha evolucionado para darle una buena vista y hacerla capaz de leer todos los días, la prensa, las novelas del oeste y las revistas del corazón. Afición a la lectura que siempre ha tenido y que siempre recuerdo con verdadero cariño.
Está muy viejecita, apenas si puede andar y el Señor y su corazón todavía le están permitiendo que siga entre nosotros, que haya conocido a once bisnietos y lo mejor de todo que mantiene su mente con una extraordinaria lucidez.
Se llama Valentina, es mi abuela y es sevillana.
De pequeño, cuando era un niño y hablaba con ella, siempre presumía de ser sevillana, de haber nacido y criado en nuestra capital, esta condición para ella, era como poseer un título aristocrático, una distinción, y eso que llevaba viviendo en el pueblo dos veces el doble de los años que tenía cuando se vino a vivir allí.
Pero ella siempre se consideró y se considera sevillana. Rompiendo el tópico aquel que dice que uno no es de donde nace sino de donde pace.
Me hubiera gustado que ella pudiera estar aquí, que me hubiese podido escuchar, porque se cuanto me quiere, tengo la suerte de ser su primer nieto y por ello he recibido de ella el primer cariño, sus primeros besos y me dio todos los caprichos que pudo. Pero fundamentalmente me hubiese gustado que estuviese aquí, para retornar a sus ancestros y que viese como algo suyo vuelve a su tierra convertido en sevillano.


Nació en mil novecientos trece
Quedó de padres huérfana
 se vino a El Viso muy joven
Y ella dice que es sevillana

Ha conocido una república
una exposición del veintinueve
el parque de María Luisa
y al Rey Alfonso Trece.


De El Viso son sus hijos
Se casó con mi abuelo
Hombre bueno y honrado
Que también era de El Viso.

Conoció una guerra de hermanos
años de hambre y pobreza
también la democracia
y hasta un cambio de milenio.

Siempre dice con pasión
que ha conocido dos exposiciones
la del veintinueve
y la del noventa y dos

No hay quien la convenza
dice que El Viso lo quiere mucho
a su gente y a sus hijos
pero que su casa es el río
y su hogar la giralda
y se siente sevillana
desde los pies hasta el alma

¡Qué no es ella de El Viso!
¡qué no!, ¡qué no le da la gana!
tiene noventa y dos años
y dice que ella es sevillana.

Y como yo la quiero tanto
orgulloso vengo a deciros
que corre por mis venas
la sangre de una sevillana

Y de mi origen no reniego
El Viso es mi vida y es mi casa
pero como mi abuela siento
porque a mi me da la gana
lo digo y no me arrepiento
que el alma la tengo sevillana