lunes, 12 de marzo de 2012

Octogésima Estación: "Responsabilidad"

Llevo todo el día pensando en lo mismo, la responsabilidad que uno adquiere a cada paso que da en el complicado mundo de las relaciones humanas.
Ayer una chica de mi Banda de la Merced (digo mi Banda pero sin ánimo de posesión sino de pertenencia) sufrió una lipotimia a consecuencia de muchos factores, seguramente el concierto a las cinco de la tarde a pleno sol fue el detonante, no lo dudo, pero para llegar a esto algo más hizo falta o no, solo los médicos serían capaces de determinarlo, pienso, bueno la juventud ya se sabe divino tesoro, pero que complicada es.
Y es que pasamos un buen susto ayer, claro, la chica tumbada en el suelo, la multitud arremolinada, la banda tocando, hasta que la Hermandad de Utrera llamó a los Policías Municipales, estos a la ambulancia, y tras un rato interminable en llegar la trasladaron al Hospital de la localidad.
Ya allí y tras un par de horas, un par de botes de suero y distintas pruebas la dieron de alta y para El Viso. Todo quedó en un susto gracias a Dios.
No es la primera vez que pasa un desmayo entre los componentes de nuestra Banda: una bajada de algo, azúcar, tensión, nervios..., un exceso o un defecto de algo: comida, bebida, sueño, descanso... la verdad es que esto no deja de ser algo anecdótico, a lo que yo me vengo a referir es la responsabilidad que le viene a uno encima con estas cosas. Uno no cae en esto cuando emprende una actividad, sobre todo en ésta en la que movemos tantas personas, la mayoría chavales y muchos de ellos menores de edad y no caes porque es más la ilusión que tienes en hacerlo que no piensas en la que se te viene encima.
Gracias a Dios contamos con la ayuda de muchos padres, que nunca nos dejan solos, lo que afortunadamente hace más fácil de llevar, te ves más arropado y te sacan de muchas complicaciones.
Pero aun así no hago más que pensar en la responsabilidad que tiene uno encima, en lo complicado que es y en lo que te juegas, poniendo en duda si lo volverías a hacer, con lo a gusto que podría yo haber estado ayer domingo por la tarde en mi casa tirado en el sofá viendo la tele y no al cargo de cien músicos y un buen número de padres y madres.
Luego dices, pues si, volvería a las andadas, porque son más las satisfacciones que las decepciones.
Y es que sarna con gusto...
(Pero es para pensárselo.)

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