lunes, 11 de marzo de 2013

Centésima Estación: "Romería de la Virgen del Ara" (IV Ruta Capitana de Guadalcanal)


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Romería del Rayo

Se celebra el último fin de semana de mayo. Tiene su origen en 1985 cuando una tormenta descargó un rayo sobre la cúpula del camarín rompiendo todos los espejos del arco y causando grandes desperfectos en el retablo pero sin tocar la imagen de nuestra Patrona. A partir de este año, los vecinos de Fuente del Arco deciden celebrar la Romería para dar gracias a la Virgen.
La Romería se celebra en las inmediaciones a la Ermita de Ntra. Sra. del Ara. Los actos a celebrar abarcan desde los religiosos hasta los paganos con verbenas.
LEYENDA SOBRE LA ROMERÍA DEL RAYO
Estando un día varios vecinos de Fuente del Arco de Romería en las inmediaciones de la Ermita, se produjo una gran tormenta. Los romeros corrieron a refugiarse dentro del templo e imploraron a la Virgen con sus rezos para que no les ocurriera nada.
Fortuitamente, entró un rayo por la ventana del Camarín y salió por la puerta del templo sin producirle daño alguno a las personas que allí se encontraban.
Algunas personas, cuentan que la mejilla de la Virgen estaba enrojecida y agrietada por efecto del rayo, aunque se ha podido comprobar cuando se restauró la Imagen, que el enrojecido estaba producido por una restauración o mejor dicho un repinte "casero", y la grieta que presentaba la mejilla se produjo al introducir en la talla los ojos de cristal para lo cuál el imaginero tuvo que cortar la cabeza de la Imagen para proceder a su vaciado.
CRÓNICA DE LA IV RUTA CAPITANA DE GUADALCANAL


Ayer partimos de “romería” un grupo de locos Omíos, pero confundimos las fechas, en lugar de finales de mayo era mediados de marzo.
Carlos Salguero, Chime, Niño, Lora, Rigui, Mario, Vergara, Borre, Kubala, Miguel y un servidor.
Salimos a las 6 y media de la mañana, había más gente del club apuntados a la IV Marcha Capitana de Guadalcanal, pero las previsiones no eran halagüeñas y muchos quedaron en El Viso.
Nada más transitar por la sierra empezó a llover, y presagiamos los peores augurios.
Apenas amanecía y la sierra aparecía ante nosotros, verde que te quiero verde, y agua, agua y agua, todo eran arroyos, charcos, manantiales, por todos lados, en las vaguadas de los cerros, en las escorrentías... era todo un espectáculo de la naturaleza, pero se advertía lo peor.
Llegamos a Guadalcanal y bien ¡no llueve! Ha salido hasta el sol, pero hace frío, bastante frío, el presi está que se sale, los caramelos de cafeína, taurina y no se que “ina” más le hacen efecto. Es el primero en vestirse, y está como loco por empezar.
Terminamos de poner el cuentakilómetros de Borre y nos ponemos en meta. Menos gente que el año pasado, la lluvia y el más que previsible barro ha menguado lo que iba a ser una participación histórica de más de 700 bikers.
Javier Cabeza, responsable de la Carrera da la salida advirtiendo de lo peligroso del terreno, las bajadas y el barro, y que nos vamos a encontrar mucho agua pero que el terreno no hace “donuts”.
Y ¡ala! nada más salir, agua, un arroyo ha tomado el camino y lo hace intransitable, la gente con la bici a reata por una senda paralela y alternativa que ya comienza a retrasar la carrera. ¡Madre mía la que nos espera!
El camino se va poniendo mejor y ahí me quedo “solo” mis compañeros la mayoría por delante los he perdido y el aire sopla en contra.
Me sorprende ver que Kubala me pasa, preguntándole que qué hacía tan retrasado. Me dijo que se le había partido la cadena.
Comenzamos a subir cuestas y adelanto a Miguel justo antes de llegar a la Capitana, es en esta subida donde me alcanza Rigui.
Continuamos casi todo el tiempo juntos, y al poco de bajar el famoso mirardo de la Capitana, lugar del primer avituallamiento, empieza a llover y a granizar, no quería pararme y por indicaciones de Rigui me dice que me pare y me ponga el chubasquero, menos mal que le hice caso. Acabamos empapados y con los pies mojados veníamos helados.
El sendero que sube y baja hasta la Ermita de la Virgen del Ara en término de Fuente del Arco (Badajoz) es criminal, peligrosísima, una barbaridad y con el terreno mojado, aquello resulta arriesgado, una temeridad.
¡Se que no os lo váis a creer pero empecé a rezarle!

Virgencita del Ara
Que Dios te salve
Ampárame Madre
Qué termine la ruta

Pero mi verdadero Ángel de la Guarda fue ayer una persona bajita de estatura pero gigante en sabiduría, experiencia, compañerismo, un verdadero biker que fue en todo momento a mi lado dándome instrucciones y precaviéndome de las dificultades que se encontraban en los caminos.
En el repecho final que sube a la Ermita empiezo a notarme los cuadriceps cargados y siento algunos pinchazos, la cosa está mal.
Aquí cometo el primero de los errores, justo en este lugar se parte la ruta 2 y la 3, en este mismo sitio fue hasta donde llegué el año pasado y venía con la intención de hacer la ruta completa así que ni paré, le dije a Rigui que para adelante. YO SIGO
Lo que viene seguidamente es tremendo, subir, subir, subir por un camino que combina la pizarra con el barro, entre abundante vegetación y nuevamente la lluvia hace acto de presencia, lluvia y granizop, el frío cala hasta los huesos y empieza a tronar, uff, Rigui y yo solos nadie por delante, nadie por detrás, ahí empiezo a tener calambres en los gemelos y en los cuadriceps, así que continuamente me tengo que bajar y estirar. No hago más que mirar el cuentakilómetros y este NO AVANZA NADA.
Al fin alcanzamos la bifurcación de la ruta 3 y 4 y segunda torpeza cometida, obligo a Rigui a seguir la larga. Lo que viene a continuación no tiene nombre, es un infierno, senderos no ciclables, hay que poner pie y empujar la bici lo que hace que mis castigados gemelos padezcan sobremanera en las subidas empujando la bici.
Atravesamos arroyos con puentes de una tabla del tamaño de una tabla de andamio.
Resbalones, caídas, ¡Dios mío! ¡Virgen del Ara ayúdame! A mi mente venían todo tipo de plegarias.
De nuevo los calambres, me duelen las “corvas” me tengo que parar varias veces, el terreno se pone imposible, ríos de agua, corrientes que caen por las laderas y te salpican, ramas que te arañan, y me quedo solo.
Al fin diviso civilización el pueblo de “Reina” y su castillo se vislumbra, pero todo cuesta arriba, repechones de aglomerado que hacen más fácil la subida pero también peligrosa por los resbalones pues por esas rampas baja el agua.
En el pueblo comienzan nuevamente los calambres pero aguanto y subo sin poner pie buscando el castillo.
Rigui me está esperando para decirme que se vuelve, que vienen a buscarnos que eso es inhumano y que no aguanta más.
Físicamente no se encuentra mal ni se queja de calambres o tirones, dice que solo le duele el pie, y que está helado, que nos vamos a poner malos, pero es un veterano de esto y sabe lo que hay.
Yo no digo nada, me siento vencido, frustrado, pero aliviado.
Estoy temblando mientras escribo esto recordando lo de ayer.
Nos dicen que lo que viene a continuación de Reina es también duro y nos quedan ¡25 kilómetros! Son las 2 y media de la tarde hemos recorrido ¡45 km en 5 horas! ¡Andando hubiésemos ido más rápido!
Como decía el amigo Borre, las subidas a la misma velocidad que las bajadas.
Bajamos al Ayuntamiento, nos recoge una furgoneta de Bicicletas Aljarafe que hace de coche escoba y nos lleva a Guadalcanal, en el recorrido no dejan de llamarles con avisos de más gente tirada o que ha abandonado. Recogemos a dos biker más y llegamos al pueblo.
Buscando los coches me encuentro a Miguel ya duchado y me dice que lo han tenido que traer en ambulancia con los cuadriceps agarrotados, justamente en la Ermita del Ara.
Se llevó la recompensa al recibir el premio por ser el competidor de mayor edad, un orgullo y un ejemplo a seguir: 57 años.
Helado, mojado, cansado y con las piernas doloridas me ducho y me pongo ropa limpia y seca.
En el camino a las duchas me encuentro con Sergio Tuitubici que viene de las duchas, ha quedado el 26, el primero de los Omíos, ¡enhorabuena!
En las duchas está Kubala, segundo de los Omíos en llegar, desconociendo el puesto en la general. Viene igual que todos cansado y dolorido y sorprendido de la dureza de la prueba.
Terminándome de duchar el Niño, (tercer Omío que completa la prueba) que viene con un batacazo dado y casi con hipotermia.
Salgo de las duchas algo repuesto y empieza a llover, ¡Dios!
Después de varias vicisitudes, me voy a comer y ¡uf! al fin me siento.
Eran casi las 4 de la tarde y todavía no ví señales del resto de compañeros.
Llegaron sobre esa hora: Lora, Mario, Vergara, Carlos Salguero y Borre. Todos campeones y capitanes. ¡Felicidades!
Venían contando igual que yo, lo dificultoso, los calambres y lo agónico de la ruta. Caídas, averías, etc.
Yo siento una tremenda envidia y gran frustración por no haberla concluido, a ver si en la tercera va la vencida.
Terminados los sorteos, partíamos y llegamos a El Viso sobre las 7 de la tarde, después de tan accidentada romería a la Ermita de la Virgen del Ara.
¡Señora de la Sierra, Bendita Virgen del Ara, intercede por nosotros y nuestro club!
Deo Gratias
AMÉN