El Miércoles Santo, podríamos
decir, era el primer día de la Semana Santa, al menos los pronósticos
metereológicos eran benignos y auguraban un día completo y sin sobresaltos.
El cuerpo en mis años de
costalero de la Amargura visueña, no me permitía escaparme a Sevilla a ver sus
cofradías y por eso que siempre dejaba escapar este día, al igual que el resto
de días de la Semana Mayor, para mi la Semana Santa sevillana finaliza el
Martes Santo, eso sí, siempre había un regalo el Sábado Santo, del que aprovechaba
lo que podía. Tengo que decir sin rubor alguno que no conozco la Sevilla
semanasantera del Jueves, madrugá y Viernes Santo, a pesar de las posibilidades
que siempre he tenido.
Pero el Miércoles Santo, si que
lo conocí, pero de esto hacía alrededor de veinte años que no iba a la capital
a ver pasos.
Este año, y se porqué, me
encuentro fisicamente bastante bien, y sea por ello que tenía pensado escaparme
unas horas a ver la Sed y San Bernardo. Y lo hice, y bien. Me fui con mi hijo
al mediodía, difícil aparcar, cuando lo conseguí, directamente a Nervión a ver
pasar la Cofradía de la Sed, cuyo paso de Cristo y su andar de compás abierto
pasaron ante nosotros con gran rapidez.
Tras un refrigerio me dirigí a la
cercana parroquia de San Bernardo para empaparme de torería. Me quedé a la
altura de la Peña Sevillista San Bernardo, (otra peña sevillista, ¿porqué
será?) en la calle del mismo nombre y allí alcancé la Cruz de guía.
Quise avanzar pero la bulla me
hizo desistir del intento, lo cual me permitió ver a muchos amigos y
saludarlos, me encontré con el Hermano Mayor de la Flagelación de El Puerto de
Santa María, Antonio Mateos, acompañado de Jesús Andrades, un magnífico
cofrade, gente a la que les tengo mucho cariño del paso de nuestra Banda de la
Merced por esa localidad el Domingo de Ramos de 2.010.
Pude saludar a paisanos como mi
amigo “Quejago”, “Pericato” y “Paco Aluminio” también abrazar y besar a
costaleros compañeros del paso de María Santísima de Dolores y Misericordia:
Luis y Sironi, que estaban estrenándose con el costal y esperando el relevo.
¡Cuánta añoranza!.
Manolito Esteban, también andaba
por allí, trajeado elegantemente, haciendo tiempo para estrenarse con sus
Cigarreras en los Panaderos, le salude afectuosamente y seguí esperando el paso
del Cristo de la Salud, tras el “Señor de El Viso” crucificado venía la Banda
de Presentación y ahí pude saludar a muchos amigos músicos que tocan en esa
gran Banda cuyo nuevo uniforme iban estrenando.
Y ya tras ver el paso de palio de
María Santísima del Refugio, en una empetadísima calle pude ver al periodista
Carlos Herrera que también andaba por allí, como a este no lo conozco personalmente
no le saludé.
Con un regusto grande de haber
disfrutado de Sevilla, cogimos dirección a nuestro pueblo para prepararnos para
la salida de Nuestro Padre Jesús Cautivo.
A pesar del nublado que aparecía
el día, no había riesgo de lluvia y en esto que con gran puntualidad se abría
la puerta de la parroquia y la cofradía del Miércoles Santo salía para ejercer
un nuevo año su Estación de Penitencia.
Mucho empeño pusieron los
hermanos del Cautivo en que todo saliese bien, y es por ello que nuestro
acompañamiento musical resultó una delicia y un disfrute para todos y cada uno
de nosotros.
Espectacular el saludo del Señor
en la Capilla, pero maravillosa la del convento, con tres marchas medidas y
acompasadas en lo justo para el saludo, con un Porri que se vació en el solo de
“Enmanuel”. Detalle bonito fue que tras finalizar “Silencio Blanco” la banda a
su paso por el convento interpretara “Mi Valiente Costalero” que sonó de
maravilla.
A la recogida del Señor Cautivo los
abrazos, besos y lágrimas entre nosotros nos hicieron saber que habíamos
disfrutado y que esperábamos con gozo la llegada la mañana del Viernes Santo,
en el que a pesar de ser los mismos, somos otra Banda. Ni mejor, ni peor,
diferente.
Pero el Viernes Santo es otra
historia. Continuará.
Pd.no tengo fotos de esta noche. Si
alguien me pasa alguna adornaré este post. Gracias.
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