El Jueves Santo nuevamente nos dio la de cal, ni cofradías, ni vía-crucis, ni nada de nada. La mañana fue bonita, en el convento los pasos estaban ya vestidos con las flores, todo a punto y allí atendiendo a cuantos nos visitaban pasamos la mañana.
Nos acercamos a la capilla y
aquello era una fiesta, el borrón lo ponía los malos presagios, pero siempre
esperanzados en que este año veríamos a la Reina blanca del Rosario y poder
presenciar el estreno del paso del Stmo.Cristo de la Vera-Cruz.
No pudo ser, una granizada
irrumpía en El Viso a la hora de la salida de la Cofradía y en Sevilla
escuchábamos como una a una se iban suspendiendo las procesiones. Lo que hacía
inviable la Estación de Penitencia de la Hermandad de la Capilla visueña.
Las caras de los hermanos
cruceros eran un poema de tristeza y para nosotros también, ya que todo hacía
suponer que este año sería igual que el anterior.
Yo me quedé en casa tras la
visita a la capilla, cuando un intenso aguacero caía inmisericorde sobre el
suelo alcoreño, de mi casa no salí y
allí me quedé gratamente sorprendido cuando veía por la tele como la Hermandad
de la Macarena salía a la calle, pero por más que mirara los partes
meteorológicos no había forma de que como mucho nos diera tregua hasta el
mediodía.
A las 5 y media de la mañana
sonaba el despertador y todos en casa nos poníamos manos a la obra para
emprender un Viernes Santo más.
Cuando subí a mi coche en la
radio las noticias eran peores, el parte daba agua a partir de las 10 de la
mañana lo que hacía mayor la incertidumbre angustiosa.
Ya en el convento un par de
llamadas a la AEMET para confirmar las malas noticias, lo único que nos salvaba
era que efectivamente se trataba de chubascos y por lo tanto podría caer o
pasar sin descargar.
La reunión de la Junta de
Gobierno fue rápida y decidimos hacer Estación de Penitencia pero yendo ligeros
y evitando subir al Calvario. Corrimos un gran riesgo, lo afirmo, aun así
después de ver el sol de la mañana hubiese sido difícil de explicar una
decisión contraria a la de salir.
Nervioso y muchas veces ausente
de la Estación de Penitencia vi pasar los minutos que se acercaban rápidamente
a la hora fatídica de las 10 de la mañana y ciertos nubarrones aparecían en el
cielo. Salí de la comitiva para hacer una llamada a la AEMET y me dio buenas
noticias, al menos un par de horas o tres tendríamos sin probabilidad de agua,
el frente proveniente de Cádiz se marchaba y si al caso nos rozaría por el
poniente.
La mañana era perfecta, ya en la
calle Real volví a llamar y las noticias no podrían ser mejores, ausencia de
agua por lo menos hasta la una y media de la tarde, teniendo en cuenta que
entramos en esa calle con dos horas de antelación, es decir sobre las once y
media, transmití al Diputado Mayor de Gobierno la tranquilidad de hacer calle
Real con mayor lentitud y que los hermanos y El Viso pudiésemos gozar de una
buena y más larga mañana del Viernes Santo.
La acumulación de nubes cuando la
cruz de guía llegaba al convento me preocupó y aquí intentamos de acelerar.
Al final cayeron unas gotas al
palio de nuestra Madre del Mayor Dolor, afortunadamente no fue a más y la
cofradía se recogía con una hora de antelación, habiendo disfrutado de una
hermosa jornada.
Nuestra querida Banda de la
Merced se comportó y nos hizo disfrutar de sus sones y es de destacar la última
chicotá en la calle convento con siete marchas interpretadas del tirón y la
entrada en el templo de la Banda, donde a los sones de “Ahí Queó” emulamos la
entrada de las Tres Caídas de Triana, sin nuestro director saberlo.
Con los abrazos y besos de siempre
y la felicidad por haberlo hecho bien y haber tenido la suerte de vivirlo
terminó la mañana y nos preparamos para la salida vespertina que teníamos en la
localidad de El Coronil.
Esto lo contaremos más adelante.
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