lunes, 4 de noviembre de 2013

Centésima Sexta Estación: "No estamos locos... estamos como cabras"


Como verdaderas y puñeteras cabras estamos, y para muestra el botón de ayer. Catorce tíos, master 40, casi 50 y casi 60 alguno, tirados por la sierra norte de Sevilla, expuestos a ser devorados por perros achuchados por la típica señorita de cortijo, con maromo feo, medio gilón al lado por si las moscas. 

-¡Fuera de aqui! ¡Fuera! ¡estas son mis tierras! 

--Pero señora, que venimos de El Viso, que no sabíamos que...., que pensábamos que esto era una vía pecuaria, que el campo no tiene puertas. 

-¡Fuera, fuera! ¡Que estoy harta de ciclistas! ¡que yo también fui ciclista! ¡que tengo 52 años! 

--Pero señora, señora no nos grite.

-¡Grito porque estoy en mis tierras!, ¡porque me da la gana! 

--Señora, señora tranquilicese, que solo queremos llegar a Cazalla, además, como sabemos que es usted la dueña. 

-Eso y encima se pone chulo. 

--¡Señora no conoce usted la vergüenza! 

Este diálogo de sordos nos encontramos ayer en el camino que se suponía nos iba a llevar, en una ruta betetera, de vuelta desde Guadalcanal hasta Cazalla y que había preparado el maestro Joselito "Quinta" modificada de una del Wikiloc cuyo autor "Pinea" la había realizado el pasado mes de agosto. 

Parece ser que la Dehesa del "Hamapega" es propiedad privada y digo parece ser porque este tema de vías pecuarias, Veredas y cordeles es una ciencia que no tenía entre mis asignaturas. 
Con todo esto, que fue la gran anécdota del día y los cinco kilómetros de cuesta que nos hizo hacer la impresentable "señoritinga" pseudofastizoide y cacicona, me sirve para hacer la introducción de esta locura cabrona (de cabra) que tenemos los Omíos cuando cogemos las dos ruedas gordas.

A las ocho de la mañana partíamos desde el parque de la Constitución un grupo formado por: Salguero, Jorge Abogado, Cresencio, Joselito Quinta, Diego de la Fuente, Cano, Vaquero, Rigui, Iñigo, Vergara, Pistolo Grande, Isi, Juan (compañero de Vergara) y un servidor. 

Con las bicis cargadas partíamos para Cazalla con intención de pasar un buen día de sierra y disfrutar de las dos ruedas. Sobre las 9 y 30 llegamos al recinto ferial de Cazalla y una vez vestidos de ciclistas salíamos por veredas y cordeles dirección a Guadalcanal, lástima que unas nubes bajas no nos dejasen apreciar el maravilloso paisaje de encinares y olivos serranos. 

La temperatura era baja, hacía algo de fresco, pero la lluvia no era una amenaza. El camino que se adentra buscando Guadalcanal es el típico rompepiernas: repechos, bajadas, continuos subebajas que nos hace jadear un rato y recuperar en otros. 

Los cerdos ibéricos en plena montanera, se les ve corretear por las dehesas llenas de encinas cargadas de bellotas, cargadísimas puesto que el suelo está sembrado de este sabroso fruto otoñal. 

Una valla con candado nos impide seguir el recorrido marcado, así que seguimos hasta la carretera y en una bajada peligrosa por la misma nos permite tomar un camino que sale a unos ocho kilómetros antes de llegar a la mencionada localidad guadalcanalense. Aquí tomamos nuevos caminos que en su mayoría están vallados, pero sin candados en sus cancelas, por lo que las abrimos y pasamos, el paisaje y los caminos me recuerdan a los que se utilizan en la "Capitana" que se realiza desde ese pueblo en el mes de marzo, y que yo ya he tenido la oportunidad de hacerla los dos años anteriores. 

Vuelvo a insistir en la locura que tenemos encima cuando empezamos a oir los "tiros" de las escopetas de los cazadores y que suenan realmente cercanos, ¡estamos locos! 


Ya al fin y Gracias a la Virgen de Guaditoca, patrona de Guadalcanal, llegamos al pueblo, y en la plaza mayor nos encontramos con Javier Cabeza, promotor y creador de la Ruta de la Capitana, que nos saluda, conversamos y nos da algunas novedades de lo que será la próxima edición, la quinta, que promete ser más duras que las anteriores. 

A la vuelta de Guadalcanal y obligados por la cacicona y desvergonzada propietaria de la finca que se interponía en nuestra ruta, tomamos la carretera que va a Alanis y desde ahí hasta Cazalla. 
Apenas cinco o seis kilómetros antes de llegar a Cazalla se abre un camino que toma dirección hasta la rivera del Hueznar, un camino casi siempre cuesta abajo, con unos parajes increíbles, que transcurre paralelo a la vía del tren y surcadas por numerosos arroyos como el de Castillejo o el de los Galleguines. Este camino lo disfruté muchísimo, la verdad es que es una gozada. Hasta el puente de la foto es una gozada. 

El camino nos lleva a Isla Margarita, al paraíso del Hueznar, y cuando atravesamos a la carretera que une Constantina con Cazalla nuestro gozo se torna, todo lo que baja sube y ahora toca subir. El dilema, 8 km en carretera hasta Cazalla de subida sin descanso o buscar senderos que sean más livianos y aminoren algo los kilómetros. Optamos por lo segundo que para eso somos montañeros, buscamos el sendero de las Laderas: duro, empinado, estilo trialera, que nos hace poner pie en tierra varias veces, susto incluido con Vaquero, a quien le da hasta un pequeño mareo. 

¡Locos estamos locos! 

El sendero termina en Cazalla, ¡Aleluya! 

La localidad nos recibe a la hora de la siesta, es decir sobre las 3 y media pasadas, cuatro horas y media desde que partimos y cansados, agotados, muertos de hambre y de sed, dimos buena cuenta de algunas viandas en un restaurante local.

En definitiva una ruta accidentada por elementos y ELEMENTAS ajenas a nuestra voluntad, pero que merece la pena hacerla, por dos motivos, el primero por la gratísima compañía y segundo por lo bonita que está la sierra en pleno otoño. 

Y ahora, que se que esto gusta a todos, mis opiniones siempre en positivo de mis compis de ruta: 

Salguero: No sabía si iba a venir, que si si, que si no, total que al final dos ruedas pueden más que dos.... jejeje, y se vino a disfrutar de estas salidas que tanto le gusta. Está fuerte, algo más delgado y en su línea. La anécdota, se cayó, bueno, anécdota o normalidad, jajaja, la fortuna es que fue caída tonta, de esas que estás para bajarte y las calas no se sueltan. 

Jorge Abogado: Toda una sensación, este socio casi sexagenario, está fuerte, sube las cuestas que es increíble, además es un buen tipo y buena persona. La btt me vuelve a dar la oportunidad de conoce nuevas personas y alegrame por ello. 

Cresencio y Joselito Quinta: son dos buenos amigos, dos buenísimos amigos. Cresencio está fuerte, está casi en la élite. Su progresión es envidiable. José es el maestro, maneja el GPS lleva las herramientas, el botiquín, se preocupa, está siempre disponible. Gracias amigo. 

Diego de la Fuente, Isi e Iñigo son tres máquinas, tres buenos deportistas que disfrutan de su club y que dan un plus de calidad. 

Cano y Vaquero: ayer tal para cual, los dos siempre juntos, Vaquero está recién llegado de una larga ausencia en la bici y ayer fue una ruta demasiada dura para iniciarse. Cano es siempre una agradable compañía. 

Rigui: inteligente, vivo, listo. ¡Chulo! jejeje 

Vergara: no quiere, no le gusta, intenta de no serlo, pero lo es, UN LIDER. Siempre sus virtudes deberían de tapar sus defectos. 

Pistolo Grande: Ayer lo vi fuerte, me sorprendió, en estas rutas se crece, el spining hace de él un biker que no siempre está, pero se le espera. De todas formas y lo más importante es su compañía que siempre es agradable.

Juan (compañero de Vergara): no lo conocía hasta ayer, pero es un chaval joven que ayer se metió una buena ruta y espero que siga con nosotros como un nuevo Omio.

A mi me duelen las piernas una "jartá". El fin de semana he doblado con la ruta del agua que realizamos el viernes y estoy hecho polvo. 

Necesito DESCANSAR 
descubrir el aire fresco 
 y decir cada mañana 
que soy libre como el viento. 

(con mi perdón a Medina Azahara)

Aquí tenéis el enlace con wikiloc http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=5570067

Esto  ha sido otra crónica by Javier Bonilla.
Como siempre agradezco vuestras peticiones para que las realice.

1 comentario:

Unknown dijo...

Gracias Javi por deleitarnos con tus crónicas.
Espero seguir contando con tu compañía en nuestras rutas.