martes, 24 de febrero de 2009

Vigésimoseptima Estación: "Ceniza"

Todo está consumado, dentro de unas horas será miércoles de ceniza. Comienza nuestro tiempo mejor, un tiempo que a pesar de que nos llama a la conversión, al recogimiento, a la sobriedad, para los cofrades es ventura, dicha, víspera, buena nueva de la llegada de una primavera, albor de gozo en los sentidos, espera esperanzada por que en cuarenta y siete días vendrá la nueva pascua de resurreción gloriosa del Señor.

Mañana nos pondremos la ceniza, símbolo de que nuestro paso por este mundo es efímero, en todos los ámbitos de la vida, nada se perpetúa, todo es volátil, voluble. Daremos rienda suelta a los tríduos, quinarios, septenarios, a las funciones principales, los besamanos y besapies y a viernes de vigilia, donde queda prohibida la carne y está permitido el dulzor imprescindible de la miel que en nuestros labios perpetuará la vigencia de un tiempo que pese al tiempo sigue impregnando nuestros corazones de añoranza y anhelo. Olores a viejo de nuestros templos, limpieza en las sacristías y en las casas de hermandad, carreras de aquí y de allá, tiempo de pregones, de música, de ensayos, de costales y fajas, sabor de fritangas de pescaito y sobre todo de luz, de color, de incienso, de azahar.

Y en nuestras iglesias las sagradas imágenes que permanecen en los altares, a las que rendimos culto, devoción inquebrantable del alma que fluye por nuestra sangre inundando nuestras arterias de amor, de presencia, de poesía, de pasión.

Tiempo de Pasión en la vida.

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