La advocación de la Esperanza tiene en nuestro pueblo a la imagen de María Santísima que una agrupación de jóvenes (ya no tanto) venera desde hace más de diez años.
La pasada semana celebraron su Tríduo coincidiendo con la festividad de la Expectación de la Virgen en el día 18 de diciembre.
Esta Agrupación de fieles, muchos de los miembros que la dirigen son amigos míos, viene funcionando como una hermandad, con sus actividades de culto y culturales, aunque sin formalidad canónica, ya que no tiene el reconocimiento de la jerarquía eclesiástica, sin embargo se ha establecido una máxima en todas las entidades locales de nuestro pueblo, religiosas o no, en las que a esta agrupación se les tiene presente para cualquier acto o actividad que se realice y a todos y todas se les invita.
La misma iglesia local tiene muy en cuenta siempre a la gente de la Esperanza para pedir su colaboración, a la que siempre están dispuestos los que la componen.
La gente de la Esperanza es gente muy pegada a la iglesia.
Su principal anhelo es establecerse definitivamente en el barrio que les vio nacer, la Barriada del Carmen, para ello tienen comprado un solar para que sea capilla y casa hermandad con el sueño un día de sacar los pasos para un martes santo en El Viso, con el misterio de la Redención del Señor en el primero de los cuales.
En alguna ocasión les he planteado mi disconformidad por la manera de trabajar que tienen, comprando y por lo tanto gastando dinero en enseres para elaborar un paso para la Virgen, cuando lo que han de hacer fundamentalmente es tener los pies en la tierra y trabajar más por tener un sitio, un lugar, donde desarrollarse como fin principal buscar llevar el evangelio a la barriada.
En otras ocasiones les doy la razón cuando dicen que han de buscarse las habichuelas y que el escaparate que supone sacar a la Virgen a la calle es prioritario para ellos, no dejan de tener cierta razón.
No hay derrota en el corazón del que lucha.
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