martes, 25 de noviembre de 2008

Decimosegunda Estación: Privado


El otro día escuché a Jesús Vigorra en el Canal Sur radio que en una tertulia sobre el dichoso tema de la placa que iban a poner a la santa Sor Maravillas en la sede del parlamento de Madrid que la religión había que vivirla en privado.

Pues yo le digo que nanai, que para nada voy a vivir mi religión en privado, no me da la gana.

¿Qué mal hago a nadie si proclamo mis creencias?

Si yo no puedo hacerlo entonces ¿Acaso tendríamos que reducir a lo privado lo que piensan los políticos? ¿tendriamos que prohibir los mítines al aire libre?

Y el fútbol, ¿habría que prohibir y reducir a lo privado que cada uno expresara del equipo que es sin salir de su casa? ¿prohibiremos ir con la camiseta del Sevilla o del Betis por la calle?

¿Y las manifestaciones?, prohibidas también, porque a mi me puede molestar (que no es mi caso) que los gays y las lesbianas salgan disfrazados por la calle en el día del orgullo gay y hablando de disfraces, entonces habría que prohibir el carnaval y de paso la cabalgata de reyes magos que también es una manifestación religiosa al fin y al cabo, ¿esto también habría que reducirlo a lo privado?

Cada uno es libre de practicar sus creencias y cada uno desde la libertad y el respeto a los demás no tiene porque esconderse ante nada ni ante nadie.

¿Es que quieren que los cristianos volvamos a las catacumbas?

No estoy en desacuerdo con que se supriman los símbolos cristianos o de cualquier otra religión de los colegios, pero me temo que de eso a que me prohiban a mi en mi empresa poner el calendario que tengo con las fotos de mi bendito Nazareno, tan solo va una delgadísima línea.

Me salva que mi empresa es privada. Los que lo tienen claro son los cofrades que trabajan en la administración pública y que colocan los típicos carteles de Semana Santa en sus oficinas y despachos, creo que les va a sobrar mucha pared.

Pero no solo ahí va a quedar la cosa, supongo que tendrán que quitar todas las estatuas de santos, santas, de la Virgen María y del Señor que hay repartidos por muchísimas plazas y calles de nuestras ciudades y que son a parte de eso verdaderas obras de arte, porque todavía habrá algún integrista ateo que le moleste.

Y si nos dejamos guiar por este tipo de personaje, pues habrá que prohibir que en los museos públicos se dejen de mostrar imágenes tan hermosas como la Última Cena de Davinci o la Inmaculada de Murillo.

Estoy de acuerdo con Monseñor Rouco Varela, existe una verdadera corriente cristofóbica en muchos pensadores, educadores, políticos y personajes públicos, no tengo otra explicación.

Yo por mi parte pienso decir siempre lo que pienso acogiendome a mi derecho de libertad de expresión.

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