Siempre he mantenido para mi y lo intento inculcar a los míos que el día en que comenzamos a celebrar las vísperas de navidad es el de la festividad de la Inmaculada Concepción, ocho de diciembre.
Es este el día de inauguración de los belenes, el día que ponemos los árboles de navidad en casa, el día en el que me gusta comerme el ¿primer? mantecado.
Desde hace ya mucho tiempo los grandes almacenes nos han adelantado estas vísperas hasta casi mitad de noviembre, pero hemos de ser fieles a nuestras costumbres y evitar, en la medida de lo posible, este adelanto absurdo. Ocurre que como son unas fiestas tan bonitas y que a todo el mundo les gusta, que estamos deseando lleguen estas fechas unos para una cosa y otros para otra.
Puede que haga más de veinte años hacía un programa en la desparecida Radio 86 de la calle Rosario de mi Viso, como estudiaba fuera, aprovechaba los fines de semana y las vacaciones para realizar mi programita de música y de otras variedades.
En aquella época uno, estudiante, andaba tela de cortito de guita y ya se sabe en navidad y sin un duro, dependiendo de tus padres pues ya me dirán, de pena. Esos sentimientos uno lo trasladaba a la radio y empezaba a despotricar contra la hipocresía de la navidad, el consumismo y los anuncios de colonias, llegando a decir que eran unas fiestas odiosas y odiables.
No recuerdo quien fue la persona más mayor que yo que al hilo de una conversación sobre este tema me dijo: "dices eso porque no eres padre, pregúntale al tuyo que le parecen estas fiestas"
No hizo falta, a mi padre le gustaban muchísimo estas fiestas, era el patriarca a cuyo alrededor se reunian sus hijos, luego sus nueras y más tarde sus nietos y nietas, para él suponía un gozo vernos a todos juntos.
Este año va a ser distinto, nos falta él, serán tristes navidades, no obstante servirán para que nos acordemos mucho más y lo tengamos presente más que cualquier otro año.
La vida es una semana y hay que gozarla.
Feliz Navidad en los Cielos y en la Tierra.